Pensar en vOZ ALTA

Con el paso de los años, mi palabra fue ganando importancia, por consecuencia, mis demandas para mis receptores fueron creciendo. El panorama al que me enfrento ahora, es desolador. Son pocos los receptores que llegan a decodificar mi mensaje. Me encuentro en un campo árido, inhóspito, carente de verdes vivídos, ni flores fraganciosas, es un lugar hostil, lleno de personas que no oyen. Estoy parada al medio de un tumulto de gente. Hablo y nadie me escucha, no comprenden, ni logran decodificar el mensaje de mis palabras. Entonces, mi voz se apaga y se hace titubeante. ¿Algún virus altamente contagioso se apoderó del sentido auditivo ? ¿Hablamos el mismo idioma ? ¿Perdieron la cordura y como Van Gogh se cortaron las orejas? El gentío va y viene, a pasos apresurados y agigantados, vociferan entre ellos, tienen un semblante lleno de desagrado, cejas fruncidas, labios apretados. No sonríen ni se miran entre sí. Hablo en voz alta por que quiero expresar mi palabra escrita, sin importar que exista un receptor. Por una cuestión genealógica soy incapaz de expresarme de forma afectiva, no poseo registros en mi memoria. Hago el esfuerzo, pero no obtengo algún recuerdo enternecedor familiar. Me enfrento a mi palabra expresada mediante una oralidad escueta y hermética,que no termina de expresar lo que siento. Si me comunico (las pocas veces que logro) el receptor explora el uso correcto de mi oralidad, y me hallo expuesta, por que desnuda mi palabra escrita. Me aterra. Odio solo ser intima por escrito, por que sé que es una realidad creada, manipulada, la que esta afuera (la que es) no dice nada de este personaje, ni de lo que realmente piensa. No hay mentira más alejada de la realidad que mi indecisfrabilidad, por que no es mi propósito real. La verdad que se aproxima, es el protagonismo de mi corazón en todas mis acciones. Las razones de mi corazón jamás las entenderá mi cabeza. Y soslayo cualquier argumento que me revele, por que deshace mi piel , haciéndome vulnerable, frágil, inexperta e insegura. Esta genuina verdad, configura la conciencia de todas mis conjeturas expresadas en estas líneas, que tomaron lugar años atrás, expresarlas ahora, es tan insípido como mi discurso oral.